jueves, 10 de octubre de 2013

Hnos. Mitchell s.a.

UNA HISTORIA DE SEXO, DINERO Y MUERTE

Por ARIEL TESTORI


Los hermanos Mitchell fueron dueños de decenas de salas de sexo en vivo y directores de legendarias películas que conmovieron la industria del cine porno. Entre ellas “Tras la puerta verde”, un hito convertida en clásico del género. Solo por haber sido los descubridores de la pornostar Marylin Chambers merecen esta nota. Sin embargo, exponentes de la revolución hippie, también se caracterizaron por ser políticamente incorrectos, creativos e innovadores. Solo es cuestión de atreverse a abrir la puerta.   

El éxito comercial provocado por el film Garganta Profunda (Gerard Damiano, 1972) convirtió a Nueva York en la Meca del cine porno de los EE.UU. desplazando a Los Angeles y San Francisco que habían sido centros importantes de la industria en el comienzo de esa década.
Ante esa realidad, los hermanos Jim y Artie Mitchell fueron los primeros californianos en entender que debían enfrentar proyectos importantes si querían volver a competir con el “negocio” de la Costa Este. Jamás pensaron que daban el primer paso a una historia en la que el sexo desenfrenado daría paso al dinero y a las mejores mujeres pero también a un final doloroso. 

Dos hermanos caraduras

Los hermanos Mitchell –hijos de la Guerra de Vietnam, el ácido lisérgico y el rock’n roll- vivieron intensamente la explosión del hippismo y la psicodelia en la ciudad de San Francisco. Como parte de esa cultura, la actividad de hacer cine porno –algo políticamente “incorrecto” para la época- había sentado sus bases en esa ciudad.
Los Mitchell vivieron esa época estudiando cine en la Universidad Estatal de San Francisco y cuando terminaron decidieron abrir un cine especializado en el que se exhibían “cortos” de películas XXX y producciones “soft-core” europeas. “En realidad, nosotros comprábamos los ‘cortos’ a Bill Osco (uno de los precursores de la industria del cine porno en los EE.UU.) cuando no los rodábamos nosotros mismos. Era siempre la misma cosa. Les decíamos a las chicas ‘Vamos cariño, metete el dedo’, los filmábamos en la parte trasera de nuestra sala, el O’Farrell Theater, comenzamos con chicas solas, luego rodamos escenas con dos chicas, pero cuando la competencia empezó a imitarnos, tuvimos que organizar tríos” contó al respecto Jim Mitchell en una entrevista publicada en la revista “Playboy” de junio de 1975.
El O’Farrell Theater, el “teatro del pecado” que regenteaban los Mitchell, era una especie de burlesque con actuación de nudistas y bailarinas haciendo “topless” en vivo y que también exhibía cortos porno. El lugar fue lanzamiento de muchas mujeres que después se destacarían en el cine para adultos.
Las protagonistas de esos cortos eran anónimas jovencitas provenientes de los barrios hippies más importantes de la ciudad dispuestas a ganar 15 dólares por abrirse de piernas y masturbarse en cámara. La persecución policial no tardó. “Fuimos arrestados varias veces por filmar aquellos cortos. Como sabíamos que inevitablemente seguiríamos teniendo problemas con la policía, nos decidimos a filmar ‘hard-core’ (sexo duro o porno). Era lo que el público estaba deseando. Cuando empezamos a rodar porno duro, la policía venía cada semana a confiscar las películas(…)Añadimos composiciones musicales y títulos de créditos con los nombres de los actores. Fuimos los primeros en ponerle nombre a las películas, queríamos hacer buenas películas de sexo y no solo ‘hard-core’” rememoró el hermano Artie.
De esa manera, antes de lanzarse al largometraje –hasta 1971- los Mitchell rodaron más de 230 cortos con escaso presupuesto. El debut en el campo profesional fue excelente. En 1973 estrenaron Tras la Puerta Verde (Behind the Green Door) en su teatro de San Francisco.             

La obra de los demonios

Montados al éxito arrollador de su primer largometraje y de la mano de Marylin Chambers, su máximo descubrimiento, los Mitchell inician una obra importante dentro de la industria del cine XXX.
En 1973 lanzan Resurection of Eve (La resurreción de Eva), film símbolo de los swingers, en el que abordan el aprendizaje erótico de una mujer desde la adolescencia hasta la madurez. Eve, casada con un disc-jockey, es empujada por éste a introducirse en los ambientes de intercambio de parejas, una práctica muy de moda en esos años de revolución sexual. El matrimonio entra en crisis cuando la mujer asume la iniciativa en ese tipo de juego.
Creadores y adoradores de la Chambers, en 1976 estrenan Inside Marylin Chambers (Adentro de Marylin Chambers) en donde con un carácter documental, se traza un retrato íntimo de la actriz a través de sus opiniones y escenas más memorables. En este film por primera vez la ahora legendaria pornostar confiesa sus fantasías sadomasoquistas.
En el mismo año filman CB Mamas, concebida exclusivamente para lanzar a Leslie Bovee, una de las actrices porno con un busto natural más grande que se haya conocido, en este caso acompañada por el histórico Joey Silvera –uno de los primeros actores porno brasileños en trabajar en EE.UU.-. Sin respiro, enseguida producen y supervisan The Autobiography of a Flea de Sharon McNight (Memorias de una pulga) que es una de las primeras tentativas de realizar películas porno de época. Basada en un relato erótico del Siglo XVIII, el relato cuenta los avatares  de una traviesa pulga que se instala en los pliegues de los vestidos de cortesanas y sotanas de frailes libertinos. El reparto fue espectacular y dio origen a uno de los clásicos del cine para adultos: Jean Jennigs dando vida a una quinceañera calentona, el hiperdesarrollado John Holmes, un joven galán que hacía sus primeros escarceos llamado Paul Thomas, el buen actor que mostraba ser John Leslie y la tempestuosa y legendaria Annette Haven que llegó a cobrar 1.000 dólares por día de rodaje.
En 1977 filman Sodoma y Gomorra que fue la primera superproducción del cine porno con un presupuesto de medio millón de dólares. La idea surgió por los conceptos que había vertido un juez que perseguía los trabajos de los hermanos. Desgraciadamente, a pesar de su intento provocador, una excelente ambientación histórica, el buen reparto y un cuidado repertorio de escenas orgiásticas, el film no alcanzó a obtener los beneficios de taquilla que se esperaban.       
Los particulares gustos sexuales sobre sadomasoquismo de Marylin Chambers se verán nuevamente reflejados en Never a Tender Moment (1979) (Nunca un momento de ternura) en el que en uno de los polémicos episodios finales se muestran a carceleros nazis torturando a dos prisioneras judías.
También en 1979 presentaron Beyond the Sade (Más allá de Sade) en donde continúan con la Chambers en un crudo juego de dominación y sumisión. El film fue rodado en otro de los locales de espectáculos eróticos en directo de San Francisco, propiedad de los hermanos.
En 1981 filman Desires for Men (Deseos para hombres) y unas cuantas películas más de poca relevancia. Viene un tiempo en que los hermanos se dedicaron a producir espectáculos y películas porno dejando que otros directores como el legendario Alex De Renzy se ocupasen de dirigirlas. Hasta que dieron paso a lo que sería su último legado: Tras la puerta verde II.

  Tengan sexo seguro

Sin nada que envidiarle a la original, Tras la puerta verde II (1986) rompió numerosos esquemas respecto al cine hard convencional. Otro dato importante es que se convirtió en una incursión revisionista de aquella película clásica de 1972 pero nacida bajo el síndrome del SIDA, reivindicativa del sexo seguro (de ahí el obsesivo uso del preservativo en todas las escenas de sexo, o de láminas de látex para cada cunnilingus que se realizaba), repleta de citas cinematográficas, guiños y auto homenajes.
Los casi 30 minutos del comienzo no tienen sexo explícito para “explotar” en una multitudinaria orgía, núcleo del film, como ocurría con la primera parte. Esta “carencia” inicial está solo “aliviada” por breves sesiones onanistas de la heroína (Missy Manners, que sería esposa de Artie Mitchell) contemplando “Tras la puerta verde I” en video que a su vez es observada por su vecino, un consumado voyeur, que a su vez es contemplado por todos los espectadores, dando comienzo a una singular cadena.
Por suerte esa advertencia de sexo frío (sin contacto sexual) tan en boga en determinadas sociedades (por ej. el sexo de los “peep shows” del primer mundo, ese sexo mostrado en el film Paris, Texas, de Win Wenders) que señala el inicio, cede el lugar ante la multiplicación de cuerpos desnudos y rostros enmascarados en el intercambio sexual de la orgía, que era toda una tradición en los primeros tiempos del cine XXX. Aunque el fantasma del SIDA reduce el goce a través de la imposición que da la seguridad del preservativo. Como ya era costumbre en las ficciones de los hermanos Mitchell se muestra un sexo sin discriminaciones que quebró el tabú no escrito pero vigente de la exigencia de belleza de los actores. Una vez más los desposeídos de hermosura física también participan de la ceremonia del goce: hay enanos, gordas, viejos, travestis con barba, etc.
El film, que se convirtió en objeto de “culto” en EE.UU. y España, está co-dirigido por Sharon McNight, compañera laboral de los Mitchell en reiteradas ocasiones y que no participa en ninguna escena sexual aunque hace un cameo e interpreta el tema musical del film.       
En su momento, la crítica especializada la recomendaba “para aquellos que aun no hayan disfrutado de su visión es obligatorio encontrarla y pedirla, ya que además de ser una porno totalmente atípica y repleta de guiños cinematográficos es francamente disfrutable sin necesidad de utilizar las manos para ello, y eso es algo que en el porno se agradece”.   
Por otra parte, para el sistema, el film trajo enormes controversias y las acciones en su contra las capitaneó una alcaldesa (intendenta) de San Francisco que acusó a los Mitchell de ser responsables de dirigir una red que “vendía copulaciones orales”.
        

El descontrol

La arrolladora llegada del video al mercado provocó una revolución en la industria porno que coincidió con un prolongado impasse en la obra de los transgresores hermanos. Como si fuera poco, después del estreno de la secuela de Tras la puerta verde, las presiones políticas por parte de los sectores más conservadores y ciertos sectores parapoliciales se hacen casi insostenibles. Si Jim que era el dedicado a las tareas de índole financiera, pareció haberse adaptado mejor a los nuevos tiempos que corrían, Artie –responsable de la sección artística de la empresa- parecía resistir a poner los pies en la tierra. 
Los Mitchell eran la leyenda viviente de una generación que pocos empezaban a recordar. Poco antes de la impotencia que trajo la censura y las presiones, la relación de ambos hermanos empezó a degenerar. Missy Maners, la actriz porno esposa de Artie y con su consentimiento, amenazó con un látigo a Jim. En tanto Artie debió ingresar a un centro de rehabilitación a causa de sus excesos con la cocaína y el alcohol. Marylin Chambers recuerda que el hombre “vivía al borde de la locura absoluta y eso no podía durar siempre”. En una de sus salidas del centro no tuvo mejor idea que entrar al O’Farrell Theater pistola en mano y ante decena de espectadores disparar al techo al más puro estilo cowboy.
A principio de los ’90 la situación se hizo insostenible y las discusiones entre los hermanos eran cada vez más agrias y se degeneraban en escándalo cuando Jim planteaba disolver el negocio. En una ocasión el planteo se mantuvo firme, lo que provocó la furia de Artie que terminó amenazando de muerte a su hermano. A los pocos días Jim, en febrero del ’91, le efectuó 3 disparos de rifle 22 –dos de ellos en la cabeza- matando a su hermano Artie.
Así acababa toda una leyenda del mundo del cine porno. Los empleados del teatro se encargaron de ampliarla cuando al más puro estilo fellinesco, se encargaron de homenajear a Artie con una orgía con participación voluntaria a puertas cerradas a modo de último adiós a su patrón. Parte de una de las parejas que más intensamente vivieron su oficio.            


 Detrás de la Puerta Verde

El film es uno de esos relatos semi legendarias que se cuentan a modo de fábula, es la historia de una joven (Marylin Chambers) de clase alta, inocente y virginal, que es raptada e iniciada en los placeres ocultos en un lugar donde se ofrece sexo en vivo para deleite de un público aparentemente de clase alta. La orgía que se desata entre ellos después de la tarea que debe realizar la joven es el climax del film y va de lo bello a lo grotesco. Con relaciones interraciales, lesbianismo y travestismo.
La Chambers se convierte en el eje de atracción y provocación. Nada más haber traspasado la puerta verde, un grupo de sacerdotisas la prepara y la conducen al altar para que sea presa del poder sexual y primitivo de un negro que la iniciará. La transformación y entrega de la joven es tal que culminará ante cuatro sementales más que la poseerán a la vez. Esta escena se puede considerar como un antecedente primitivo de los conocidos “gang-bang”. Todo acaba (de eso se trataba) con un bautismo en forma de copiosa eyaculación colectiva en cámara lenta sobre el rostro de la mujer.
El film se realizó con un presupuesto de u$s 45.000.- y tras cinco meses en cartel logró recaudar u$s 200.000.- y 20 millones de dólares al cabo de tres años de explotación comercial. Se convirtió en objeto de culto y llegó a ser exhibida en los Festivales de Cine de Cannes y Deauville.
Tras la puerta verde no tuvo empacho en ser atrevidamente interracial –característica no muy en boga por aquellos tiempos-, apostar al pleno derecho al deleite sexual de la mujer y que a través del mismo pueda atravesar cualquier barrera o tabú, privilegiar la toma de conciencia sexual y, en lo técnico, experimentar con cámara de mano y sonido directo.              

                                                                     

El otro artífice del milagro

Marylin Chambers ya conocía la popularidad a los 17 años. Publicitando una marca de jabón infantil fue conocida en todo EE.UU. y hasta pudo trabajar con George Segal y Barbra Streisand en el film La gatita y el búho. Pero la chica quería más o, tal vez, otro reconocimiento y se convirtió en nudista del O’Farrell Theater de los Hnos. Mitchell. A los 22 años, la propuesta de ser la protagonista de Tras la puerta verde no se hizo esperar y su aceptación menos.
Dada la repercusión del film, su espectacular entrega a los menesteres del sexo y su rostro ambiguamente sensual, muy pronto la escuálida Chambers se convirtió en la principal pornostar de la costa oeste. De la mano de los Mitchell tuvo una carrera abrasadora y arrasadora  en el cine XXX. que ocasionalmente interrumpió con pequeñas apariciones en el cine tradicional (junto con Traci Lords y Ginger Lynn es de las actrices porno que más trabajaron en el cine “políticamente correcto”). Por ejemplo, en 1976 descubierta por Ivan Reitman, creador de Los Cazafantasmas, es propuesta al director David Cronemberg como protagonista de Rabia, una de sus principales obras.
Tras estos breves paréntesis volvió al porno con más pasión y desenvoltura que antes. En Furor insaciable (Godfrey Daniels, 1980) se bancó que el kilométrico falo de John Holmes la penetrara analmente. En Furor insaciable 2 (Idem, 1984) permitió que Jamie Gillis la impregnara de cera derretida de una vela mientras le hace el amor. Y en Las fantasías privadas de Marylin Chambers le realiza un soberano fellatio hasta la base al pene de Holmes para terminar con una pasional y espeluznante doble penetración que tuvo al Master como protagonista principal.

Nacida en abril del ’52, a mediados de los ’80 puso fin a su carrera sin renegar en ningún momento de su pasado. Se casó y fue mamá de una niña desde finales del ‘91. Hizo un intento de volver al porno a fines de los '90 pero su nueva carrera fue pasajera. Y falleció recordada como un símbolo de la edad dorada del porno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario