domingo, 11 de septiembre de 2011

EL ORIGEN DEL CINE SLASHER O…CUANDO LOS PSICOPATAS IRRUMPEN EN LA PANTALLA (Y PAGAMOS PARA VERLOS)




La fascinación e interés que ejercen las películas  Slasher en el público (desde adolescentes a adultos) sigue industrializando cada vez más la maquinaria de hacer películas con este tema. Éxitos recientes como la saga (y remakes) de Martes 13, Halloween, o la sádica Saw confirman la vitalidad de un género que se resigna a morir y trata de reiventarse con todo tipo de variantes.
Los asesinos tipo “Jason” de Martes 13 o el enmascarado asesino de Halloween y fundamentalmente los psicópatas (más reales) al estilo Norman Bates,  se presentan cada uno en su tiempo como los referentes fundacionales de este subgénero dentro del cine de terror.

El cine Slasher, que traducido literalmente del inglés sería “cuchilla”, o “cuchillazo”, generalmente es confundido con el subgénero de Policial, Thriller o incluso Suspenso. Por alguna extraña razón que dicta nuestro inconsciente, cuando vemos una película con un psicópata que empuña un hacha o un cuchillo lo asociamos al cine de terror y decimos que es un psicópata o al menos un asesino; pero en cambio si ese mismo psicópata empuña una pistola o ametralladora lo asociamos al cine policial (o thriller) y decimos que es un delincuente o en algunos casos un heroe (o antiheroe).
Aquí abrimos dentro del inagotable catálogo de sub-géneros de películas de Terror dos sub-géneros que tienen mucho que ver entre sí: el de Psicópatas y el Slasher. No por algo el cine de terror en su mismo género es el más rico en subgéneros, que bien podrían llamarse también sencillamente temas.


Buscando la principal característica del cine Slasher podemos decir que el asesino, auténtico protagonista (enmascarado, disfrazado, maquillado, y /o deforme) siempre padece un trauma del pasado, y la venganza es el móvil funcional para iniciar el ritual de sangre y violencia. La platea festeja sus creativas matanzas, las víctimas son adolescentes (como la mayoría de los que pagan las entradas) insoportables, egoístas, vanidosos y siempre estúpidos,(por suerte no siempre el público es así). Estos deben ser castigados porque hay un dogma moral que el asesino entiende como sagrado y por lo general el más inteligente  , sobrevive no sin antes padecer todo tipo de desgracias. Es en ese momento cuando se produce el “clic” de cambio. Si bien desde el principio, el interés recaía en nuestro psicópata protagonista quien cumplía la función de acabar con sus víctimas y el público lo festejaba como si se tratara de un héroe o antihéroe, en la última parte éste siempre recibe su merecido ajusticiado por el más piola (a veces también nerd) o la más linda.  Así, el bien triunfa sobre el mal aunque no siempre sea un final feliz. Una vez más la doble moral del cine americano.


Esta estructura es la misma que se repite una y otra vez,  porque es la misma que originó  este fénomeno con las míticas y discutibles Halloween y Martes 13, de 1978 y 1980, respectivamente.
A estos films también suelen llamárselos “Bodycount”, donde cada víctima es un número y cuenta como tal hasta llegar al máximo y añorado objetivo: exterminar a todos. Esta modalidad se vio por primera vez en la cinta de suspenso y misterio de Agatha Cristie Eran Diez Indiecitos (1945), donde los personajes morían de diversas formas uno por uno.
El antecedente directo hay que encontrarlo en dos excelentes muestras de cine que resultaron precursoras, como “M” el vampiro de Dusseldorf (1931) de Fritz Lang y principalmente, Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock.
En la primera, con el expresionismo alemán como estética, Lang nos cuenta mas allá de su contexto sociopolítico , cómo un simple hombre de apariencia amable(Peter Lorre) se presenta como un feroz asesino de niños. Allí no vemos el asesinato,  pero la sensación y tensión es tan vívida que no hace falta ver nada para creer (y/o subrayar) lo que está pasando. Si bien no es un film slasher desde su concepción,  podemos considerarla como la pieza fundamental del cine de asesinos. Sin esta película no existirían Jason o Freddy y probablemente, ni siquiera Hitchcock se hubiera a atrevido a filmar Psicosis primero. No olvidemos que este film data de 1931 y nunca se había realizado un film sobre psicópatas y muchos menos uno en el que se retratara un tema tan escabroso como un caso real de un asesino de niños, el espeluznante Peter Kurten.




Como curiosidad vale contar que en 1953 Román Viñoly Barreto dirigió a Natán Pinzón en la asombrosa y descarada versión no oficial del film de Lang llamada El Vampiro Negro. El tono policial elegido, la corrección artesanal del director y sobre todo la gran interpretación de Natán Pinzón logran  posicionar este film en un lugar de interés mas allá de las comparaciones con “M” El Vampiro de Dusseldorf .


Veintinueve años después, justamente con Psicosis, Alfred Hitchcock replantea el género de terror y lo lleva a una nueva dimensión desde el suspenso y el miedo. El mismo concepto utilizado por Lang aquí se magnifica sensorialmente. Los monstruos, vampiros, hombres lobos, extraterrestres, frankensteins ya no asustaron más, pasaron a ser  fábulas, y “el hombre” de verdad que era capaz de cometer los actos más atroces se convirtió en el nuevo monstruo.
Aquí por primera vez también se muestra al protagonista y asesino Norman Bates (Anthony Perkins) como un joven psicópata traumado y se nos invita a desconfiar de él, lo cual nos produce inquietud y eventualmente miedo. Disfrazado de mujer y con peluca (aunque a cara descubierta) y empuñando un enorme cuchillo define también el estilo y forma para el cine Slasher.
 Robert Bloch, autor de la novela que dio origen a este film, se basó en la historia del psicópata asesino y caníbal Ed Gein (más tarde retratado también en La masacre de Texas).




Desde lo visual también hizo escuela para este subgénero. Dan cuenta de ello, por ejemplo, el seguimiento de cámara elegante hacia la victima, el detalle al extremo -como voyeur-, el sonido in crescendo ayudando a dar mas atmósfera, el final sorpresa,  y la muerte de la mujer -con cuchilladas- en primer plano y sus significativas connotaciones sexuales, aunque nada gore ( H.G.Lewis no inventaría ese subgénero hasta 1963 con Bloodfeast) . Justamente  por ser el primero y quizás también por pudor,  se decidió rodar el film en blanco y negro para moderar su violencia frente a las hordas puritanas del momento.




En 1968 otro asesino en serie de la vida real fue llevado al cine con éxito, El Estrangulador de Boston de Richard Fleisher,  donde se muestran al detalle los sádicos asesinatos por estrangulamiento a ancianas. Esta película fue protagonizada por el hasta entonces galán Tony Curtis, curiosamente padre de la futura protagonista de Halloween, Jamie Lee Curtis.
Por otro lado, en Italia durante los años 60, con  The Horrible Dr. Hichcock (1962) y  Liz and Helen (1968) de Ricardo Freda, inspirado en las novelas policiales de sexo y crimen de Edgard Wallace y el giallo novelesco, nace precisamente el Giallo como subgénero cinematográfico (amarillo en italiano, por el color de las tapas de esos libros), sumadas además  las películas del legendario Mario Bava. Éste director sorprendió con La muchacha que sabía demasiado (1962) o la impresionante Seis Mujeres para el Asesino (1964), Un Hacha para la Luna de Miel (1970) y la fundamental Bahía de Sangre (1971), inspiradora número uno de la inferior y exitosa Martes 13. En ellas el esteticismo kitsch y ritmo frenético muestran en detalle los crímenes con tramas retorcidas e intrincadas de violencia y sexo con auténticas invenciones estilísticas.




Darío Argento con la prodigiosa “trilogía animal” comenzando por El Pájaro de las Plumas de Cristal (1970),  El Gato de las nueve Colas (1971), Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1971) y también Rojo Profundo (1975) y Tenebre (1982) enriqueció este subgénero y sin querer anticipó influencias y hasta homenajes.


El cine Slasher que se sabe netamente americano, tuvo aquí indudablemente otra base de inspiración (aunque oficialmente no reconocida) con estos films italianos. En estos Giallos encontramos hachas, cuchillos, lanzas, navajas y puñales utilizados por descuartizadores y psicópatas seriales en ciudades como Roma, Milán, Florencia, Nápoles o Venecia, al igual que en New York, Texas, ciudades como Boston o pueblitos rurales como Haddonfield, demostrando que el mal y la violencia también habitaban allí.

La canadiense Black Christmas (1974) de Bob Clark -que también tuvo su reciente remake- era una película de psicópatas pero bastante influenciada por el Giallo italiano.
Existen otros films de diferentes épocas que de alguna manera contribuyeron a redondear el espíritu del cine Slasher. La Garra Escarlata (1945) con el personaje de Sherlock Holmes persiguiendo a un sádico asesino ; Murders in the Zoo donde un hombre extremadamente celoso era capaz de asesinar a cualquier hombre que se atreviera a mirar a su esposa y los animales del zoológico donde él trabaja se encargarían de asesinar a cada desdichado; The Honeymoon Killers (1963) que recreaba la vida de una pareja de psicópatas que deambula de ciudad en ciudad asesinando gente para robarle .


Con la inquietante  The Texas Chainsaw Massacre (1973) ,Tobe Hooper recrea ficticiamente cómo se gana la vida la familia de Ed Gein y muestra sus salvajadas. El tono cuasi documental y sucio de esta angustiante película aportó originalidad y logró convertirse en un instrumento de culto para los cultores del miedo. De hecho también fue la primer película (casualmente) en desarrollar la idea de instaurar una figura criminal como Leatherface en un protagonista por encima del actor, algo que sucedería años después con los enmascarados y maquillados Michael Myers, Jason Vorhees,
Freddy Krueger, o incluso el demonio cenobita creado por Clive Barker : Pinhead  de la saga Hellraiser.

En 1978 con la llegada a las salas de Halloween de John Carpenter, o Noche de Brujas, tal como se la conoció aquí, asistimos oficialmente al nacimiento del cine slasher. Todas las características ya señaladas estaban aquí, incluyendo sus notorias influencias. Pero en este film de bajo presupuesto, con astuto manejo de cámara e inventiva visual se agregó un elemento nuevo: el Fantastique. El asesino aquí es inmortal. Sin duda alguna mas allá de su notable elaboración este film, si no hubiera tenido el éxito de critica y taquilla que tuvo, probablemente no tendría el alto status actual del cual hoy presume.


A partir de este film, el cine de Psicópatas (en su mayoría) se convertiría en películas Slasher.
The Toolbox Murders (El asesino de la caja de herramientas 1978), The Driller Killer (1979) de Abel Ferrara, Trampa para Turistas (1978) son hijos predilectos de esta moda que comenzó con Halloween y se glorificaría con Martes 13 (Friday the 13 th ,1980) de Sean Cunningham, éxito rotundo a la sombra de Halloween. A pesar de robar descaradamente escenas del film de Carpenter, el personaje de Jason se ha hecho más famoso y ha producido muchas más secuelas, despertando más simpatía y más interés por ver de qué manera más bestial e imaginativa destroza a sus víctimas.
Este primer film de la inacabable saga (11 más una remake y nueva secuela), resultó ser mucho mas rudimentario y primitivo en su concepto que aún hoy  mantiene y ha generado junto con Halloween innumerables modelos e imitaciones.


Exítosas películas como El Silencio de los Inocentes (ganador del premio Oscar mejor película)  con sus secuelas y precuelas o Pecados Capitales y sus nuevos derivados suelen ser confundidas dentro de este subgénero. Si bien estas historias tratan de psicópatas y asesinos seriales, la realidad es que están mas cerca de films como el Estrangulador de Boston o “M” que de Halloween o Martes 13 .  
Todo indica que los estudios de producción, tanto independientes como los de Hollywood, les sigue resultando muy económico financiar estos films, ya que la ganancia siempre ha sido muy buena y sigue rindiendo en la taquilla mundial. Instalada esta ídea  se han realizado hasta la fecha  innumerables films de todo tipo y calidad no solo en Estados Unidos y Canáda (donde suelen filmarlas por los bajos costos),sino también en Inglaterra, China, Japón, Korea, España, Tailandia, Alemania, Finlandia, o remotos países como La India, Turquía o incluso nuestro país. 

(c) Uriel Barros

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